Federación de Sociedades y Asociaciones Hispanas de América del Norte, Centroamérica y Caribe de la Ciencia de los Animales de Laboratorio

Dr. Jesús Zuñiga
Universidad de Granada
España

El Utilitarismo, en nuestra relación con otras especies, resuelve los conflictos morales poniendo en una balanza cuánto dolor y cuánto bienestar están en juego, y tratando de cuantificar este dolor y este bienestar de una manera lo más científica y objetiva posible. A esto hay que unir el impacto de la Declaración de Cambridge sobre la Consciencia, en la que se concluyó: «La ausencia de un neocórtex no parece impedir que un organismo pueda experimentar estados afectivos. Hay evidencias convergentes que indican que los animales no humanos poseen los sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de los estados de consciencia, junto con la capacidad de mostrar comportamientos intencionales”. En consecuencia, el peso de la evidencia indica que los humanos no somos los únicos en poseer la base neurológica que da lugar a la consciencia. En definitiva la mayoría de las especies que usamos como modelos animales tienes una capacidad propia y eficaz de valorar la pérdida de su propia homeostasis.

La Directiva 2010/63/UE apoyada en principios como los indicados, junto con la presión de determinados lobbies proteccionistas como el Eurogroup for Animal Welfare, y la intención de hacer “good science” establece unos criterios objetivos de afectación sobre el animal de los procedimiento experimentales que se hacen con ellos. Se parte del impacto del estrés, distress, discomfort, sufrimiento y dolor, como atributos de perdida de bienestar.

El primer criterio es clasificar los procedimientos en (i) no-invasivos,(ii) mínimamente invasivos (no-quirúrgicos) e (iii) invasivos (quirúrgicos), que involucran disrupción mecánica o química de algún tejido. A continuación, se debe determinar la probabilidad con que ocurrirán procedimientos asociados al malestar:(i) frecuente, (ii) probable, o bien (iii) ocasional o remoto. Finalmente se determina el grado de severidad del procedimiento(s) para el animal, con cuatro supuestos; (i) sin recuperación, (ii) severo, (iii) moderado y (iv) leve o nulo*. Se debe evaluar la severidad real (actual severity) experimentada por cada animal del estudio y hay que tener en consideración el llamado sufrimiento acumulado (cumulative suffering), experimentado por el animal incluyendo el número y tipos de procedimientos efectuados, el estado de salud y bienestar del animal al final del experimento, los efectos adversos inesperados y muy especialmente, la eficacia de las acciones llevadas a cabo para reducir el efecto negativo sobre el colectivo animal. Asociado a estos criterios el investigador debe saber desarrollar protocolos de supervisión, evaluaciones retrospectivas y saber aplicar criterios de punto final.

Se comenta la objetividad y viabilidad de este método métrico (cuantitativo) y se compara con el método del discurso (juicio ético o cualitativo). Igualmente se ejemplifican algunos casos en investigación con modelos animales tradicionales, OMG y fauna silvestre.